Él ladeó la cabeza pensativo, y luego de unos segundos, amablemente preguntó. "¿Te aqueja algún problema?"
- Ni te imaginas. Más de uno.
"Chiquillo, cualquier cosa que te haya pasado no es nada. Por lo menos tú sigues vivo. A mí me envenenaron, me tirotearon, y luego me lanzaron a un río envuelto en una alfombra. Y, ¿sabes qué es lo más triste?"
- ¿Qué? – inquiriste interesado.
"Morí ahogado".
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