He llegado a la conclusión de que la vida es un constante tráfico de sonrisas. Que de vez en cuando hay que aferrarse a algo o a alguien y dejarse llevar. Olvidarse de todo lo que pasa a nuestro alrededor y centrarse en eso, en una sola persona.
Lo realmente jodido, es si esa persona se convierte en algo parecido al eje de tu ilusión. Y más jodido es cuando aparece alguien de por medio dispuesto a joderte la poca ilusión que te queda. Que la vida es caerse y levantarse. Y volver a caerse, y volver a levantarse. Y yo no estoy aquí para caer más. ¿Qué más da que no me regales a mí tu primera sonrisa de la mañana? Podrás regalarle a todas tus sonrisas, pero sólo a una el corazón. Y eso, es algo que me he propuesto conseguir.
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